El momento en el que quiebra
La última de las piedras.
Donde rompe la vida
Y acecha la muerte traicionera.
Ese instante donde
Muere
La felicidad
Y reina el miedo.
Observas como todos los sueños
Desaparecen colgados de un puente.
No somos nada,
Tampoco lo fuimos alguna vez.
Las palabras pierden peso,
El corazón crucificado en silencio,
La boca sellada en secreto
Y mi alma quebrada.
Donde la imaginación corría
Ya no es nada;
Pensé que el cielo era verde
Y me equivoqué.
Como la vida se ciñe
A un manto
Y en ocasiones es tan grande
Que no sabemos correr.
La niebla que cubre
Creías que no dejaba ver
Pero fueron tus ojos
Los ciegos.
Aquel violín desafinado
Que llora solo;
El piano que no encuentra
Lugar.
Aquel camino era
Una orquesta sin director,
Un salón de té
Sin anfitrión.
El amor se perdió,
Jamás supo volver.
La sonrisa partió vacía,
No había nada que ofrecer.
Quise ser algo que mis dedos
No alcanzaban a tocar;
Difuso y perdido,
Yo.
El último trozo de pan,
Lo quise mío,
Las migas obtuve,
Morí en silencio.
Mis palabras fueron llantos
Con los que termino mi canción,
Una triste que revela
Los dolores del corazón.
Sergio Jesús Villar Santirso.
Es una cancion muy triste. Ojala el protagonista encuentre prados verdes y pueda ver en ellos, todos los colores del arco iris. Tu alma saber contar
ResponderEliminarSin duda transmite muchos sentimientos. Pero acortar las frases no significa que sean versos.
ResponderEliminarDa igual que sean o no sean versos. Tener la habilidad de desnudarse y transmitir intensas emociones es un bien preciado por las almas sensibles. Tiene un mérito especial al hacerlo en este mundo que, a menudo, triunfa deshumanizado e individualista, donde tod@s han de ponerse máscaras y desprenderse de su autenticidad, abandonada ya en el sótano y cubierta de esa maraña de objetos inservibles, desplazados por el atronador protagonismo de todo lo que suena a digital-virtual-tecnológico. ¡Ánimo, Sergio!
ResponderEliminar